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Catarsis

  • Foto del escritor: Helga Flamtermesky
    Helga Flamtermesky
  • 1 jul
  • 2 Min. de lectura

Sin ti,

ahora todo te extraña.

Las paredes crujen,

las termitas enojadas se han comido las puertas.

La puerta de acero se hace ancha para no abrir.

Si no eres tú,

que no entre nadie, ni salga nadie.


El agua va como loca en casa;

todo gotea o pierde fuerza,

hasta el tanque de agua se rompió,

mandó a la mierda la válvula y se liberó de la presión.


La luz se va cuando hay mucha gente en casa,

o cuando hay pocos,

pero se va si hay risas,

como si también se riera.

Nos toma el pelo con la caja de la luz;

saltan los plomos como si de una broma se tratara.


La nevera llora hasta que la consentimos,

le damos mimos, y se calma.

La lavadora a ratos te extraña y se rehúsa a funcionar.

Toca esperar que vuelva a estar de ánimo para que lave.


Yo le digo a la casa cuánto la estimo,

lo agradecida que estoy de que nos haya cuidado

y de hacer tu partida más fácil.


Y ahora nos toca irnos de la casa,

y no entiendo si nos retiene o nos da razones para irnos

y que sea menos duro salir de ella.


Van a ser tres años, mi Pau.

Hay una calma que explota,

un silencio que grita.


Todo se ha movido,

nada ocupa tu lugar.

Yo me siento bien,

con ganas de estar mal.


Muchos cambios de rumbo,

pero la brújula siempre marca hacia ti.

Ahora tenemos que encontrar esa casa que no conocemos aún.


No es la casa que yo quisiera,

donde hay risas lejanas tuyas.

Esos cuerpos no se mueven,

no cambiaron.


Último verano en San Sebastián,

con energía que vibra alto,

pero pérdida sin ti.

Mi cuerpo no sabe cómo manejar esta energía.

¿Va o viene?

¿Sube o baja?

Las emociones se han metido a la piscina,

y en el agua son todas iguales.


Nuestra raíz se está removiendo poco a poco.

Existe el lugar donde nos sembraremos de nuevo,

pero mientras tanto

todo se mueve.

Tengo un vértigo que me pone estable,

una cojera que me hace caminar recta.


Pero mantenemos lo más importante: el amor.

Que no tiene forma de corazón, sino de pelota de tenis.

Que se mueve todo el día jugueteando en cada rincón de la casa,

que no le importa rebotar en las baldosas que se están rompiendo,

que así como brinca a la piscina, brinca al garaje

o se esconde en la espalda de alguno de nosotros.


Todo se mueve, Pau.

Todo tiene vida,

para compensar

que tu vida ya no está,

pero tú sí, desde tu pasado.


Todo se mueve y se amontona,

todo hace catarsis,

y aturde,

y late,

y latimos.


No es grave.

Nada es grave ni relevante.

Solo es raíz que se mueve

y levanta nuestros cimientos poco a poco,

un paso inevitable para volver a sembrarnos.


Todo se mueve,

porque todo late,

por ti.



 
 
 

10 comentarios


Abuela Aurita
14 jul

Muy lindo y me removió el corazón.

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Vicky
02 jul

Hola Helguita! Gracias por compartirlo. Es tan emotivo saber que recuerdas a Pau a través de todas las cosas que él vivió, conoció y disfrutó. El amor hace cosas maravillosas porque creo que es el amor el que te permite hablar así de Pau sin que duela demasiado. Te quiero mi niña linda 😘

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Sonya
02 jul

Palabras hermosas, emotivas, profundas. Me encanta como te expresas, tienes mucho talento! Espero que la próxima casa sea todo lo que deseáis (con menos cosas que reparar!), llevando maletas de memorias bonitas de Pau. Love to you and Kristian.

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sandralilianamr
02 jul

Querida Helga, me haces sentir profundamente los recuerdos lindos y dolorosos que alberga cada objeto de esa casa que hay que dejar. No obstante, las memorias de todo eso te pertenecen, aún lo duro que es. Un abrazo grande! 😔

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Invitado
02 jul

❤️❤️❤️

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