El misterio de la serenidad
- Helga Flamtermesky
- 25 ago 2023
- 3 Min. de lectura
Reconocemos la serenidad y la tranquilidad, porque hemos vivido el dolor más profundo desde donde sientes que no hay salida.
Pero para nosotros es un misterio la serenidad que hemos tenido durante todo el tiempo de la enfermedad de Pau y, especialmente, al final de su vida. Y sigue siendo un misterio hasta el día de hoy la serenidad con la que estamos viviendo esta montaña rusa que es el duelo.
Cuando nos dicen que es admirable nuestra fortaleza, nosotros aún no entendemos qué quiere decir fortaleza. No hacemos esfuerzos para estar bien, pero estamos bien. No huimos de la tristeza, tampoco nos sentimos culpables si sentimos alegría como si fuera algo que no corresponde al momento del duelo.
No entendemos la fortaleza porque nos sentimos desarmados. La imagen que me llega a la cabeza es que Kristian y yo ahora, y antes con Pau, nos sentimos en medio de un naufragio, con tormentas y olas gigantes. Y nosotros quietos en una barquita donde nos sentíamos seguros, admirando la potencia de las olas, viendo cómo la tormenta ilumina y, a ratos, despeja el cielo dejándolo estrellado. Pero conscientes de la gravedad de la tormenta.
Cuando Pau estaba vivo sentía que la casa estaba dentro de una burbuja dorada donde todo se vivía desde el amor que nos rescataba de los momentos de dolor, rabia e impotencia. La burbuja dorada era la vibración de Pau, estoy segura.
Podemos identificar la explosión de amor que ha existido a nuestro alrededor y entender la importancia de los cuidados que hemos recibido de la gente que nos quiere, y aún de la que no conocemos. Pero ni el amor ni el cuidado nos explica esta serenidad, porque sabemos que el dolor es tan profundo que cabría la posibilidad que ni tanto amor ni tantos cuidados fueran suficientes. Esto lo hemos aprendido de las personas que han perdido un ser amado o que están en duelo y que a pesar de estar rodeados de afectos y cuidados aún siguen con el dolor latente. ¡Y claro que es normal en un duelo!
¿Qué es lo que nos sostiene y nos da serenidad en medio del dolor? Para nosotros es un misterio, pero tratamos de no buscar respuesta. No queremos comparar a Pau con otras personas que han muerto, o compararnos con otras personas que están en duelo.
Y así, sin buscar respuesta, nuestra serenidad la agradecemos. Lo más obvio para nosotros es agradecerle a Pau reconociendo la vibración con la que nos sostenía. Aún nos sostiene.
Hemos estado viendo los vídeos de hace un año cuando faltaban semanas y días para la muerte de Pau y veíamos como cada día se iba apagando algo en su cuerpo y nosotros lo íbamos asumiendo con tristeza. En la última visita domiciliaria del psicólogo, éste le preguntó a Pau cómo llevaba la parálisis cada vez más fuerte en su cara y Pau le contestó "voy a aprendiendo a manejar mi boca de otra forma". También le preguntó qué sentía de perder la memoria corta, y Pau dijo "bueno, al menos se me olvida a ratos que tengo cáncer". El psicólogo nos confirmó que Pau no sufría ya que tenía una gran capacidad para adaptarse y gestionar cada cambio físico por más complejo que fuera.
Nosotros no nos adaptamos a las circunstancias, porque sabíamos cuál era el final. En los vídeos de hace un año nos vemos tranquilos y sonriendo, cantando con Pau aunque por esta época ya no podía vocalizar bien. Aún así cantaba o seguía el ritmo. Otras veces estábamos llorando, pero desde la ternura y no desde el desgarro.
En otra entrada escribiremos sobre la experiencia del dolor y de cómo la vivimos y en qué etapas. Y en otra entrada contaremos cómo funcionaba el cáncer de Pau.
Esta misteriosa serenidad llegó desde el día uno, cuando nos anunciaron que Pau tenía un cáncer mortal, y nosotros empezamos a vivir en otra dimensión. Cada segundo de la vida era de una intensidad única. El azul era más azul, la alegría era más alegre, la tristeza era muy triste, un pequeño abrazo era un abrazo intenso.
La serenidad vivida al lado de Pau es nuestro punto de llegada cada vez que caemos en el dolor, esa serenidad es la que nos rescata. Kris y yo seguimos aferrándonos y agradecidos de tenerla.
Ojalá tú que estás leyendo estas entradas, y que quizás después de leerlas te sientas triste, puedas sentir un poco de esta serenidad que Pau nos dejó.
Quiero mostar un video de esta semana, cuando por fin nos atrevemos a leer los mensajes que nos dejaron en el funeral, quizás vernos puede tranquilizarte y entender que a pocos días de cumplir un año de la muerte de nuestro Pau, estemos tranquilos.



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